viernes, 21 de noviembre de 2008

Carta

Al árbol que brotaba tímido,
cuando tu luz estaba, te cuento,
lo atropella feo, el otoño amarillo.
Le pide sus hojas, les da alas,
pero ellas, como húmedos pichones,
agonizan sobre sus raíces.

... y hablando de pichones,
hablando de humedades y agonías,
me despierta aquel asesinato,
él de un poderoso pájaro, pico abierto,
a una cría ciega y deformada,
mientras la lluvia aplastaba al mar,
y nos dolían los ojos.

Y esquivando gotas,
nos fuimos de aquel imperio,
tú con las manos frías
y yo recogiendo piedras y raíces.
Dónde estará hoy, aquella lluvia?

25 de enero 1988

La silla vacía

La mujer o el amigo,
transparentes sordomudos,
nervioso los imagino,
con sus dedos perdidos
y sus ojos amarrados.

Sus voces de la nada
y el sol, que no aparecen,
los dibujo en esta silla.
Converso como un loco,
ahogado y en cenizas.

Sobre la silla vacía,
árbol muerto y en añicos,
bosque trunco,
reposa lo femenino
y la amarga risa de hombre.

Corta el paisaje una paloma,
con alas de filoso fuego,
sin brújula, pero al norte.
El bosque sigue su muerte,
debajo mi techo.

Ensartada por remaches y tornillos,
ya no es selva esta silla de nube,
ni precioso roble sus maderas sedientas.
Barrotes sin sentido!

Sola, espera inmóvil,
el peso del hueso
y muere por crujir de voces,
la silla vacía.

26 de enero 1987

La mariposa

Es una flor o mariposa,
que se debate en el espacio?

Es un cerebro o una luz de espada,
ciega o desesperada,
que ves apenas,
en el espacio?

Es un manso embarazo
de primavera,
de azúcar su brazo,
de piedra sus alas.
O es mariposa?

Es un espacio en tu vientre?
O es tu vientre de esperanza?

06 de enero 1987

Destello

Mujer, cabellos de acero,
ojos de mármol celeste,
labios rosados. Otoño!
Cuerpo discreto.

Cabellos infinitos,
apuntando y rasgando
el centro mismo de la tierra.
A ese brillo de otoño,
como ganarle una caricia?

Ojos admirados
por cualquier razón,
celestes riendo,
celestes pensando,
celestes de silencio,
celestes del agua.

Labios en armonía
de colores y atracción,
dando paso a cada frase
que entrega tu garganta.

Y para comenzar, tu cuerpo,
que se mueve disfrazado,
pantalón de tela blanca,
chaquetilla negra,
gigantes pendientes de bronce,
el saxófono clavado en tu pecho.

Tu cuerpo vestido,
con una eterna y violenta sonrisa.

15 octubre 1985

A ti

A veces te sientas de espaldas a tu ventana
y no miras jugar donde de niña jugabas.
De pie y de reojo me cuentas de un recuerdo de trigo.
Cuentas de una amiga sin ojos,
cuentas de un lejano juego de barro.

Te sientas de espaldas a tu ventana
y sonríes cantando, mientras sostengo el minuto.

30 de enero 1984.

martes, 11 de noviembre de 2008

El andén de Merlo

Esperas vacías de amor,
arrogante color negro,
cigarrillo casi muerto y marrón.

La sangre no se aleja del pecho,
dedos de frías raíces.
Un amigo se acercó.

Al otro día, lo mismo,
las mismas horas,
el mismo viento
y la extraña luz de vela.

Cansadas las hojas del verano,
del aspero invierno.
Cansadas de invernar.

Irritantes diarios vigilan,
por eso, los cuerpos estáticos.
Arboles crecidos en el aire.
Allí están!

Duermen algunos, todavía,
de pie y barbados.
Párpados en fuego!
Y todo un día por delante.

El tren de lata azul,
de nuevo apuñala a Merlo.
Y de nuevo tus árboles
crecidos en el aire.

Ahí viene!
Ahí viene el tren!
Por fin!


09 diciembre 1983

sábado, 8 de noviembre de 2008

Violin

No! no te calles violín!
No silencies esa música cortante.
Música que llora y que empuja.

No! no te calles violín!
Porque se nos congela el pecho.
Larga el canto de tus venas,
para sacudir el cristal de la existencia.

Nunca silencies violín!
Ese grito que supera lo agudo
y acaricia mas allá de la ternura.

No! no nos dejes violín,
tu dura madera, muda
y acuna en tu quejido
a las almas que atormentan calendarios.

Y no te olvides por favor!
De cantar como un pájaro primaveral,
aunque no lo puedas igualar, igual,
no te olvides de cantar!

26 marzo 1985